Siniestros viales: ¿un problema de salud pública?
Señor director:

Sólo basta con monitorear las noticias para darnos cuenta de que algo no está bien en las vías de nuestro país: accidente en La Dorada deja 1 muerto y 18 heridos; motociclista pierde la vida en Tunja; conductor pierde el control de su vehículo y cae de un puente en Bogotá; contratistas mueren en accidente en la vía Pueblo Nuevo-Valledupar; tres vehículos chocaron y quedaron destrozados en la vía Suba-Cota; y así nos podríamos quedar nombrando una serie de siniestros viales que cada día enlutan a los colombianos.
Es que las cifras son preocupantes. Por ejemplo, en el 2023, falleció una persona cada 63 minutos en un accidente de tránsito. En total, 8.403 murieron, el año pasado en las carreteras de Colombia; y en los últimos 10 años, la tasa de muertes anual por incidentes viales aumentó el 52,6%. Según la Agencia Nacional de Seguridad Vial, el 61% de los eventos fatales en vías corresponde a motociclistas, con un total de 5.051 muertes. En efecto, desde 2009, los eventos catastróficos en moto han aumentado el 113%. En cuanto a cifras de lesionados en accidentes de tránsito tenemos un total de 32.235 personas. Sin embargo, y aunque la cifra de lesionados disminuyó, la de muertes no baja.
Por departamentos, Antioquia es el que presenta el mayor número de muertes en accidentes viales: 1.093 durante 2023. Le siguen Valle del Cauca con 854, Cundinamarca 674, Bogotá con 621, Cesar con 314 y Boyacá con 230 fallecidos. Por eso no es exagerado afirmar que los siniestros viales, a nivel nacional, se han convertido en un problema de salud pública porque el crecimiento, a lo largo de la geografía nacional, no da tregua. Ante este panorama se han interpuesto medidas legales en tribunales, que obligan a reducir la accidentalidad en determinadas zonas urbanas. No obstante, en las vías nacionales esa reducción no se ve y las cifras de muertos siguen siendo altas.
Así mismo, en el Congreso de la República se han realizado varios debates de control político por la accidentalidad en vías nacionales, pero esto no ha sido suficiente. La razón: es que todo queda resumido en prevención, educación de conductores, cumplimiento de límites de velocidad y normas de tránsito, señalización, tecnologías, y cooperación de entes territoriales. Pero, al final, no pasa nada. No hay ninguna sanción o política seria de prevención que esté siendo efectiva. De ahí que esto sea una alerta para la Agencia Nacional de Seguridad Vial y para los ministerios de Transporte y de Salud. Es el momento de evaluar y ajustar las estrategias de prevención y riesgo, para que se reflejen en la realidad y en las cifras. Estamos hablando de vidas y eso es responsabilidad de todos.
Ingrid Sogamoso, representante a la Cámara
por Boyacá

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