Dirigir la voluntad de su hijo hacia la lectura requiere, como todo en educación, las aplicaciones de técnicas y el sentido común. Elija el momento más adecuado para ejecutarlas y respete los derechos del niño como lector; comprenda sus intereses y repáldelo en sus dificultades.
1. Que lo vean leer. El ejemplo es el argumento más convincente porque posibilita la imitación, animando a los niños a hacer aquello que hace una persona que tiene prestigio para ellos, como los son sus padres.
2. Léale. Es una práctica fundamental y eficaz. Sobretodo, con los niños que tienen dificultades para leer. Sustituya unas letras o palabras por otras para que les facilite entender los mensajes y comunicarse con el libro. La lectura constante despierta el interés y las ganas de leer a mediano y largo plazo.
3. Contarles cuentos e historias. Es otra actividad que les encanta, aumenta el vocabulario y desarrolla la imaginación, además de incrementar los lazos afectivos entre padres e hijos.
4. Lea con ellos. Supone, por ejemplo, repartirse la página y llegar a un pacto: “Yo leo el primer párrafo y tú el segundo". Requiere que tu actitud sea positiva, nunca crítica con sus errores. Cuando lea una palabra por otra, por ejemplo, “camino” por “camión”, le puede decir: “Es verdad, podría decir camino porque empieza igual y se parecen mucho, pero dice camión”. Justifique sus errores que nunca son voluntarios. Es mucho mejor hacer dos sesiones de cinco minutos que una de quince.
5. Respete sus derechos como lector. En el libro Como una novela, se exponen los diez derechos del lector. Se destacan en estas edades el derecho a leer lo que le guste (aunque no sea de gran calidad literaria), a no terminar un libro, a saltarse páginas, a leer en voz alta o en silencio.
6. Llévelos a las librerías. Observan y desarrollan su curiosidad.
7. Anímelos a escribir. Siempre que se escribe, necesariamente se lee. Por eso los niños que tienen dificultades para leer, si escriben a sus amigos están leyendo y desarrollando su capacidad para leer más deprisa y con menos esfuerzo.
Qué no hacer
El asesor editorial Joan Carles Girbés escribió un decálogo sobre lo que NO se debe hacer a la hora de leer. Acá algunos apartes.
A. Deje que su hijo lea en voz alta: NO lo interrumpa para marcarle sus errores.
B. Nada más eficiente que una simple palabra, “lee”, para conseguir el efecto contrario: NO lo obligue.
C. Respete su criterio: NO menosprecie sus gustos.
D. Esa novela que tanto le gustó a usted no tiene por qué ser hoy del agrado de su hijo: NO le imponga
E. Leer es una cosas y las tareas son otras: NO las asocie con los deberes.
F. Recuérdeles los beneficios de leer: Dé ejemplos.
*Con información de solohijos.com | La Patria
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